Something to say



L'hiver est à venir...




domingo, 17 de abril de 2011

Sin alma y con sangre. Capítulo I - Parte 2ª

Y he aquí, la segunda parte del primer capítulo.
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Capítulo I
Parte segunda
Slevey Cazavampiros


Maldita sea la redundancia. ¿Que por que? Pues porque esperando la actuación del nuestro "amado amigo" Slev, estoy escuchando Maldita Nerea en el iPod de Leylah. Ni siquiera me gusta ese grupo, pero el aburrimiento me venció.



Me levanté dispuesta a hacer algo. Se me encendió la bombilla de mi cabeza y con una sonrisa enseñé los colmillos. Andy había captado la indirecta.

-No, no, no.-insistió como leyéndome el pensamiento.- Nad, ni se te ocurra. Te acabo de ver la sonrisita y no me gusta. Te brillan los colmillos.

Andrey suele decirme que cuando tengo alguna locura metida en la cabeza sonría y me brillan los colmillos. Yo no le hago caso.

Os preguntaréis qué se me ha ocurrido. Muy fácil. Seguramente sabréis lo que se hacía en la Edad Media en los castillos para "ahuyentar" a los enemigos, ¿no?
Pues eso mismo pensaba hacer.

Cogí una olla y le eché un par de botellas de aceite que había por los armarios. Lo puse a calentar en la cocina. Los chicos seguían intentando disuadirme. Pero no cedí. No pensaba dejar que un estúpido humano arruinase mi perfecta vida de vampiro como lo habían hecho con mi vida humana.

Subí con la olla a cuestas hasta el último piso de la torre (el cuarto). Desde su balcón chillé al Cazavampiros.

-¡Hey! ¡Manguito! ¡¿Me oyes?!.-le grité. Era un juego de palabras. En inglés, "Sleeve" es manga o manguito. Por eso grité aquel nuevo apodo.- ¡Pírate, ¿entendido?! ¡No queremos asesinos capullos rondando por aquí!

En principio, no dije nada del aceite. Era mi arma secreta.
Luego me dieron arcadas. El señor cargado con armatostes llevaba unas gafas enormemente grandes. Una especie de forúnculo sobresalía de su frente y estaba llenito de cicatrices. Con ese aspecto, normal hacerse cazavampiros.

Conseguí apreciar que su rostro mostraba ironía. No me creía. La cuchara que había subido, la hundí en el espeso y burbujeante aceite y le dí la vuelta fuera del balcón, hacia el inmundo suelo que el asesino había pisado.

Se apartó a tiempo, contemplando como los hierbajos se quemaban a su lado.
Supuse que no retrocedería tan fácilmente, pero lo hizo. Se giró y volvió al Mausoleo familiar.

De momento no se iría. Eso quedaba claro, pero no pensaba rendirme y si hacía falta, él sería parte de nosotros mañana. Aunque yo no le pensaba morder. Que lo hiciese otro. No pensaba ni rozar con mis labios esa piel sucia y sudorosa. ¡Jamás!

Volví a bajar, con la olla a cuestas de nuevo. La dejé sobre la encimera, por si volvía a necesitarla.

-De momento, nos lo hemos sacado de encima.-pluralicé irónicamente, porque la única valiente había sido yo.-Ya me lo podéis agradecer.

Todos me miraron atónitos. No sé si fue porque les pedí agradecimientos o porque yo había tenido una buena idea. Pero las dos cosas me molestaban.

No hizo falta convertirlo aquella noche (menos mal...). No molestó en una semana. Supusimos que se había retirado a trazar un mejor plan que quedarse en nuestra puerta como un papanatas esperando a que le abriésemos.

Aquella noche, se oyó que llamaban a la puerta.
Todos nos levantamos a la vez y acudimos a la llamada. Al abrir, cuidadosamente y armados, claro, un "vampiro" de colmillos de plástico y ojos de cegato nos miró con ojos suplicantes rogando que le dejásemos entrar.
Pero ese gilipollas que se creía, ¿que éramos tontos?

Pensaba que con un disfraz iba a poder colarse en nuestra casa. Acto seguido sacó de no se sabe dónde una de sus estrambóticas armas. Era un especie de navaja multiusos pero a lo bestia. Vamos, un arma de tortura. Intentó clavársela a Nick, pero todos éramos mucho más rápidos que el despreciable humano. Estábamos calmados, al menos yo, pero Slevey nos estaba poniendo de los nervios.
Con un rápido movimiento mi amiga pelirroja de agachó y de un movimiento le hizo caer al suelo. Había dos escalones tras de él, por lo que se dio de cabeza contra el suelo y quedó inconsciente. ¡Que fácil!

A la mañana siguiente, despertaría atado y encerrado. No seríamos crueles, al menos no mucho...











2 comentarios:

  1. ajjajajajajjajajaj genial. No seriamos crueles, al menos... no mucho ¡¡¡¡ me encanto¡¡

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  2. ¡Gracias! Jeje. Ahora voy a corregir los capis por lo de la reseña maravillosa de Criticómana!!

    Un beso!

    Cali

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Muchas gracias por dejar tu sueño en nuestra pequeña nube.