Psicopatía.

La baba de la codicia resbalando por tu cara. Es asco lo que me produces. Ese brillo de egoísmo en las pupilas. Las miradas calculadoras alrededor, que nadie parece percibir. Las sonrisas falsas que indican, que aquel al que se las envías es tu próximo juguete. ¿De verdad? Asco es lo que das.

Quebraderos de cabeza.

Sé que tengo que verle. "Hazlo, o no lo hagas, pero no lo intentes". Eso es lo que siempre hago yo. Intentarlo. Estoy harta. No quiero romperme más la cabeza pero se me congela el cuerpo solo de pensar en verle. No soy capaz de enfrentarme a ello. Y si lo hago me echaré atrás en el último instante. Lo sé.

Entonces me dí cuenta de que yo no estaba hecha para la gente, ni la gente estaba hecha para mí.

No sabía ganármelos.
No sabía llegar a conectar con nadie en el poco tiempo que la mayoría de la gente conseguía.

Llegaba, miraba, hablaba, o no. Llegaba y no causaba ese impacto que otros sí causaban.
No causaba esas miradas de envidia o de admiración.
Simplemente, no causaba nada.

Era una más. Una más de muchas que llegan y no despiertan curiosidad, o que no saben qué hacer para despertarla.