Something to say



L'hiver est à venir...




miércoles, 31 de octubre de 2012

He encontrado algo.

Es probable que ya lo publicase, pero es que me lo he encontrado y me hace ilu ponerlo otra vez. ^_^
Os presento aquí, mi época autodepresiva de hace ya bastantes meses.  No. No tuve ganas de suicidarme.
Simplemente me rallé la cabeza como sólo yo puedo hacer.

Hacer como que no sé nada,
fingir que ignoro,
sonreír cuando en realidad lloro,
eso no es vivir.

Seguir sin comprender esta vida desastrosa,
abandonar la esperanza,
no ver el mundo en rosa,
todos sabemos qué es la ultranza.

Desear el finde un amor,
saber qué es lo que ocurre,
extraer de las mejillas el color,
que el viento solo dolor susurre.

Definir al daño como un todo,
conocer que todo cambia,
que se deshace de cualquier modo,
que nada será como tu alma.

Dame dos minutos y me derrumbaré,
dame diez años y no conseguiré ser otro,
te doy razones y no las devuelves,
te doy sonrisas y me das lágrimas.

Ese nudo en mi garganta es anodino,
no puedo ser perfecta,
nada va a cambiar el destino,
la vida sigue sin ser correcta.

Todos sabemos lo que viene,
lloradé de nuevo entre las sábanas,
ser como yo es lo que tiene,
que suenan del corazón las campanas.

Por favor, ya nada sirve,
pasa el tiempo y yo he perdido
a menos que no adivine
que no se borra lo ocurrido.

Suplico, márchate dolor nocivo,
en mi alma ya no hay cabida,
contigo dentro ya no vivo,
suplico mientras pasa de largo la vida.

Vuelve a mí, alegría,
sin ti ya no respiro,
se convierte el aire en agonía,
me ahogo en un simple suspiro.

Cada paso es un infierno,
caigo al suelo sin descanso,
me levanto y tú igual, tan tierno,
me persigue el fuego fatuo.

Pobres de los corazones,
pobres aquellos, pobres,
encerrados en prisiones,
solo notan un olor salobre.

Es lo dulce de mi cuerpo,
que ha salido ya corriendo,
creo que está ebrio,
el amor también va yendo.

Al fin, la pequeña luz
se ha escondido tras de mí,
sigo sin sentir el duz
y tú vuelves a estar aquí.

Se termina ya la hora,
tú y la lluvia, te aproximas,
has de saber que todo aflora,
ojalá esta noche duermas.


Amanda and my tears.


¡Hola, chic@s! Como estaréis viendo, no tengo tiempo para NADA. No cojo el ordenador ni tiros... Hoy lo he conseguido al fin *Vocecitas cantan el Hallelujah*... Os dejo una cosita pequeña que escribí después de ver el vídeo de Amanda Todd. Os lo dejo aquí para que lo veáis y lloréis un poquito, o un muchito, como hice yo.



Pues sí. Aunque no nos lo creamos. Mientras tú te quejas de que esa es una falsa y aquel es un cabrón, hay gente que no soporta más esta mierda de mundo. Que no soporta ese sinvivir día tras día. Que no tiene absolutamente nada que lo sujete a la vida. No es una exageración. Digo esto porque me parece que vivimos en una mierda de sociedad, de mundo... Que somos los seres más despreciables que puedan existir. Porque no comprendemos qué significa vivir y dejar vivir.
No me entra en la cabeza cómo somos capaces de arruinar una vida. Y de hacerlo por el simple hecho de sentirse importante y superior por ello. Por hacer que alguien intente suicidarse y llegue a conseguirlo. Por hacer que alguien se suma en la más absoluta miseria. Por hacer que una persona así, al azar, alguien que puede haber o no haber hecho nada malo en su vida, llegue hasta el punto de necesitar morirse. De necesitar morirse porque su día a día es un infierno, porque la gente es cruel.
Somos crueles.
Crueles no son los malvados de las películas, esos que se ríen con una risa escandalosa, que se les ve la espada y el plumero desde kilómetros. Esos no son crueles, son fantasías. La verdadera crueldad la llevamos dentro. Y con ella somos capaces de hacer más daño del que podemos imaginar.

Bisous,

Cali.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Costumbre.

Ya es costumbre, monotonía. 
No me importa que lo sea, es bonita.
No sabría decir por qué.
Es extraño, habitual.
Levantarse.
Llueve.
Acostarse.
Llevo los calcetines en los pies.
En la mente sólo ideas.
Me recuesto sobre la almohada.
Entonces escucho esa vocecita.
Me avisa de esa costumbre.
Esa costumbre horrible.
No me gusta.
Y a la vez sí.
Me gusta.
Y a la vez no.
Es como flotar.
Y cuando ilusión se deshincha.
Sólo a veces.
Siento que me mantengo.
Arriba. 
Muy arriba.
En cambio otras al contrario.
Es abajo.
Muy abajo.
Ahora sé qué pensar.
No estoy confundida.
Eso es extraño.
Tan extraño como la monotonía.
Porque luego la recuerdo.
La saboreo.
No es tan mala.
Es costumbre.