Something to say



L'hiver est à venir...




miércoles, 20 de julio de 2011

*MY HOLIDAYS*

Bueno... lo sé... os debo la segunda parte del relato "Hoy"...
Os lo traeré a la vuelta, vale?
Porfis... no os enfadéis conmigo... estoy que mi cabeza no da pa más... yo sé por qué. =)

Me voy mañana y vuelvo el ocho de Agosto, ¿ok? Seguro que la piscina y la playa me ayudan a tener más ideas.

¡¡Os echaré de menos!!

¡Au revoir, mes adorables!

Cali Axfer

lunes, 18 de julio de 2011

Sin alma y con sangre. Capítulo I - Parte 3ª

Bueno, siento el retraso... espero que este capi no sea tan chorrada como los otros... U_U

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Capítulo I
Parte tercera
Catch me


No creo que os imaginéis lo que ocurrió tras encerrarlo en el desván de la torre e intentar que, mediante las "eficaces" persuasiones de Sandra y Demian (¿No os he contado que son hermanos?), cediese y nos dijese qué demonios hacía en Deathley Graveyard.

Pero no... aquel maldito ****** (por no decir otra cosa, Andrey me obliga a poner estrellitas) se resistió a decir nada.

En fin, que luego tuvimos que optar por el agotamiento. Lo dejamos solo durante horas, turnándonos para vigilar la puerta, excepto Andrey, al que no le dejábamos por si le daba un arrebato o algo...
 
Quiero saber más sobre esa tal Linda. Y sobre Mark, aunque Linda primero. Le preguntaré a Leylah.

Bueno, creo que nos debimos pasar todo el día turnándonos para que el Cazavampiros no se escapase, aunque en el estado en el que estaba, difícilmente iba a poder.

Dieron las once de la noche y ya había oscurecido (un doce de octubre no es lo mismo que la noche de San Juan). No nos estábamos muriendo de sueño ni mucho menos. Yo jugueteaba con unos cuantos aros de metal de un juego de inteligencia de Andrey mientras Leylah cocinaba por pura diversión, Demian vagueaba en su cuarto, Nick intentaba cortarse el pelo delante de un espejo y Andrey se retorcía las manos nervioso sentado a mi lado.

Era el turno de Sandra, quien se encontraba, seguramente, sentada en las escaleras al sótano, enfrente de la puerta de éste mirándose las uñas pintadas de rosa apasionadamente.

En el momento en el que estaba a punto de encajar los aros de metal, se oyó un prominente grito de sorpresa y todos nos levantamos sobresaltados.
El grito provenía de las escaleras que descendían a la provisional cárcel del Cazavampiros.
Nadie se movió (no... ya no soy nadie, soy NADIA, así que no me moví), exceptuando a Leylah, porque se le había caído un paquete de galletas y lo recogía sin prisa aparente.

Apareció una cabellera rubia por la trampilla de encima de la escalera, hacia donde yo miraba.
Al ver la cara de desesperación de Sandra, nuestros ojos la miraron más curiosos que antes. Tras unos segundos de tensión, sus labios color carmín se abrieron para informarnos de lo sucedido.

-No está.-musitó.

Andrey apretó los labios, Dem frunció el ceño, Leylah siguió barriendo las galletas como si nada, yo solté un bufido y Nick realizó su comentario sarcástico de turno.

-Comienza la persecución.

Aprisa, Dem y Sandra corrieron a inspeccionar toda la Torre.
Andrey, Leylah, Nick y yo nos repartimos para buscar por los "floridos jardines" de Deathley Graveyard.

Salimos al lugar donde nuestro único techo eran las estrellas, y suspiré apesadumbrada. Nos íbamos a dar un buen pateo. No es que nuestro cementerio fuese el más pequeño de los alrededores, precisamente.

Arrugué la nariz al oír el crujido de las hojas otoñales y, silenciosamente, me escondí tras un robusto sauce, ojo avizor.
Tanta lápida blanquecina me producía mareos, así que cerré los ojos y me concentré en el resto de mis sentidos.

Olí cercano el hedor del Cazavampiros y atisbé un aroma que me era familiar. Pero no provenía de ninguno de los inquilinos de la Torre.

Llegados a este punto, me dí la vuelta y miré a mi alrededor, escrutando con la mirada, el olfato y el oído cada mausoleo, árbol, cancela o lápida.

Sentí el frus-frus de una capa a pocos metros de mí y el ligero movimiento de aire al rededor de quién-quiera que estuviese paseándose por Deathley Graveyard.

Me fijé que tras una enorme tumba (de un tal Charles A. Green) los ojillos verdosos de Leyl me miraban. Parece ser que ella también se había dado cuenta de la extraña aunque familiar presencia en el Cementerio.
Poco más allá, también escondido en la oscuridad (redundancia, puesto que al ser las tantas de la noche no hay luz casi), se encontraba Andrey.
El único "desaparecido" era Nick.

Comenzó el ataque. Leylah y yo corrimos, tan silenciosas y ligeras como siempre, y Andrey, con los colmillos fuera, se abalanzó sobre la sombra.
Pero ésta se escapó, escurridiza.

Ahora nos separamos. Se había metido tras un gran mausoleo (lo sé... todo el mundo se esconde ahí detrás en esta historia). Yo me quedé junto a otro enorme árbol mientras que Andrey, sin pensar demasiado, rodeaba el "edificio" con Leylah en los talones.

Entonces lo vi. Se acercaba hacia mí mirando de vez en cuando hacia atrás.

Tenía el pelo negro y era irresistiblemente... como decirlo... ¿apetecible?
No sé, ya me entendéis.

Pasó de largo, mientras yo miraba, asombrada, su rostro, que me recordaba muchísimo a... a... ¡¡Lucas!!
Caí en ello mientras corría detrás de él.
No podía ser... Lucas. ¿Qué hacía él aquí? ¡En teoría estaba en Dublín!
Tan absorta estaba en mis pensamientos, que no sabía casi hacia donde corría, solo seguía al joven. Noté como una puntiaguda y seca rama atravesaba mi piel, pero no le di importancia. Algunas otras ramas me azotaban la cara al correr.

A algunos metros de mí estaban Andrey y Nick. Posiblemente Leyl habría corrido a avisar a Dem y Sandra.
El chico me despistó con unas cuantas vueltas entre árbol y árbol y lo perdí de vista.
De golpe, noté que se me nublaba la vista y la cabeza me daba vueltas. Caí redonda al suelo, notando la brisa que Nick y Andy producían al pasar veloces por mi lado.

*****

Me dí cuenta de que yacía tirada en el césped de Deathley Graveyard y la luz del día me daba en la cara. ¿Qué repámpanos hacía yo allí?

Lo recordé todo. La fuga del Cazavampiros, la persecución, la herida, el mareo... ¿la herida?
Me miré rápidamente el brazo donde la rama se había clavado. Bien. Tenía el antebrazo lleno de... ¡¡Mierda!!...¿¿Sangre??
¿¿!!Pero qué me pasa!!?? No podía estar sangrando... no... tenía que estarme pasando algo.. ¡¡Joder!! ¡¡Sangre!!
Pero... yo era vampiresa... ¡¡¡No podía sangrar!!!
Me levanté, totalmente mareada y dí unos pasos dando tumbos. Al final, haciendo eses y no sin caerme un par o tres de veces, alcancé la puerta de la Torre. No quería que ningún estúpido humano me viese en aquel estado.

Llamé con todas las fuerzas que pude, y noté los pasos que venían hacia el destartalado portón. La tapa de la mirilla se abrió, y un ojo asomó por el pequeño cristal. Un ojo castaño.

-Andy... Andy, ábreme.-dije.-Soy yo. Ábreme, por favor te lo pido...

La mirilla se cerró y suspiré.. ahora me abriría y desharíamos este entuerto. Yo sabría que a veces sangrar un vampiro era normal y todo volvería a ser como antes.

El único y pequeño fallo, es que solo oí que farfullaba algo como "lo siento" y sus pasos se alejaban. No pude ni rogarle.

********

Uffis... siento tardar esta eternidad.. es que no tenía ideas... U_U

miércoles, 6 de julio de 2011

Andando bajo la lluvia. Capítulo I - Parte 2ª

Bueno, el 2º capítulo de la única historia de personas "normales" del blog. =)

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Capítulo I
Parte segunda
Dime acaso si es mentira

   Abre los ojos con lentitud y se percata de que yace acostado en uno de los tres sofás del salón de Antía, con tres mantas sobre su abdomen y una pierna encima de su muslo. Trata de moverse pero está demasiado cansado. Observa la pantalla y mira la hora. ¿Las doce y veinte? La noche anterior, con las risas, las patatas fritas y la explosión sanguinolenta de la película, el tiempo había pasado volando y se habían acostado a las cinco de la madrugada. Diego está seguro de que si alguna de sus amigas se despierta y le mira la cara, sería capaz de gritar algo parecido a "¡Zombie!" y salir corriendo sin pensarlo dos veces. La facilidad con la que las ojeras se marcan en su cara es alucinante. Con seguridad tendrá bronca en casa al volver...
   Mira a su alrededor, somnoliento, y observa cómo los demás están esparcidos de la misma manera, pero en los otros sofás. De repente, siente que tiene algo en la mano y gira la cabeza rápidamente hacia ese lugar. Es algo suave y no lo alcanza a adivinar porque la vista la tiene también dormida. Entonces cae en la cuenta. Es la mano de Mel, que se deslizó entre las suyas por la noche. Debía tener miedo, o frío... o ambas cosas.
Sonríe dulcemente y aparta con suavidad los dedos de la chica.
   Un ruido metálico hace que se sobresalte. Viene de la cocina. ¿Serán los padres de Antía? No es posible... se han marchado fuera una semana, o eso les ha dicho la pelirroja... Se aproxima con sigilo, sin zapatillas en los pies y caminando sobre el frío parqué. En el salón había alfombras, pero sobre el pasillo del primer piso no.
   La puerta permanece entreabierta y una figura se mueve con ligereza sobre las baldosas.
Abre entonces la puerta y un agudo chillido sale de los labios de Antía, que está, presuntamente, preparando el desayuno.
   -¡Casi me matas! -exclama con voz represora pero con un susurro. Está manejando sin mucha suerte sartenes, tazas, vasos, cubiertos... todo a la vez. Ciertamente, Diego no tiene la menor idea de cómo lo hace sin caer contra el suelo sobre todos aquellos artilugios.
Entra, silencioso, y agarra por los hombros a su amiga, tratando de pedirle un fingido perdón.
   -Anda, cierra un poco la boca y déjame que te ayude, ¡o acabarás destrozando tu propia cocina!
Antía le saca la lengua y le lanza un par de platos mientras que ella rebusca en todos los armarios.
   -¿Que haces? -pregunta él extrañado.
   -Intento buscar la sartén que necesito. Parece que se resiste a que la encuentre -se resigna Antía, suspirando.
   -¿Es esa de ahí? -dice Diego de golpe señalando con la cabeza a la bandeja inferior del lavavajillas, que está medio abierto, echando vapor de agua cosa que indica que ya ha terminado.
   Antía le dirige una mirada asesina por haber encontrado la sartén antes que ella y musita un seco "Gracias" mientras va a cogerla, pero, el humo se le abalanza encima y ella tose.
Entonces alarga la mano, girando la cabeza para que no se le meta el vapor en los ojos y pega otro chillido.
   -¿Qué pasa? -pregunta Diego alarmado, mientras intenta meter las ollas en el armario sin que se le caigan encima.
   -¡Me he quemado! -responde ella corriendo a meter la mano en agua fría.
El lavavajillas acaba de terminar y los platos todavía permanecen calientes por el agua caliente. Diego hace una mueca de desagrado y agarra un trapo pequeño que hay para secarse y limpiarse.
Lo enrolla alrededor de su mano y la mete en el lavavajillas, consiguiendo así sacar la sartén sin quemarse. La pone entonces sobre el mármol de la cocina y se quita el trapo de la mano.
Antía vuelve a mirarle como diciendo "si las miradas matasen, tú estarías en el hospital" y luego sonríe con sarcasmo, pero aún con el ceño fruncido.
Se oyé tras eso cómo la puerta se abre y una soñolienta voz dice:
   -Chicos, ¿alguien sabe donde está el baño?
   Es Guille, que tiene aún los ojos cerrados, ya que no los aguanta abiertos, y sus rubios cabellos alborotados.
   -Al fondo a la derecha -responde Antía sin dejar de mirar a Diego.
   Entonces el Guille-Zombie se da media vuelta y se dirige, supuestamente, ya que difícilmente distingue la derecha de la izquierda, al baño.
   Mientras Antía fríe los huevos suficientes para todos y Diego prepara leche con Cola-Cao en una enorme jarra, sus amigos-zombies van apareciendo y sentándose en la inmensa mesa de la cocina. Aunque Sara o Paul ayudan y ponen las galletas, los cereales y demás sobre la mesa.
Después de desayunar y ya reconvertidos en personas normales, se visten (Antía prestó un pijama por la noche a cada chica y uno de su hermano a cada chico) y salen fuera, no sin antes recoger la cocina, que había quedado hecho un cristo.
Paul tiene que marcharse, puesto que tiene asuntos familiares que resolver y no puede quedarse.
Fuera caminan hacia el parque, donde divisan a un grupo bastante numeroso de chicos con pintas que no incitaban precisamente a mezclarse con ellos. Por ello, deciden alejarse de ellos y dirigirse hacia otra parte del parque, sin permanecer demasiado tiempo mirándolos.
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Espero que os haya gustado.. aunque no habla nada de Mel... jajaja.
¡Au revoir!

Cali.