El primer capítulo de esta "sangrienta" historia. =)
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Esta fue una de las peores temporadas, cuando a Slevey, un Cazavampiros, se le ocurrió venir a visitar Deathley Graveyard.
Leylah saltó sobre mi cama, como tooooodos los días. No necesitaba dormir, pero me encantaba.
-Leylah, ¿se puede saber por qué estás tan excitada?
Entreabrí los ojos y la vi, con cara de pocos amigos, asustada y con los colmillos fuera.
-Slevey está aquí...
******
-¿Slevey? ¿Quien coño es Slevey?-dije aún somnolienta, frotándome los ojos.
-Un maldito Cazavampiros, eso es lo que es.-me respondió Andrey cuando entré en la cocina haciendo aquella pregunta.
-Y... ¿Qué se supone que hace en Deathley Graveyard?
-¿Tú que crees? ¿Matarnos, por ejemplo?.-me respondió Demian enfadado. Pegó un puñetazo en la mesa y mi desayuno casi salió volando hasta la cara de Sandra. Pero por suerte, pude sujetarlo.
-Bueno, ¿y como sabeis que está aquí?-pregunté.
-Nick lo vió esta noche merodeando por entre las lápidas.-me respondió Andrey.
-¿Y como supisteis que era un Cazavampiros y no un visitante cualquiera?
-¿Qué persona en su sano juicio va a visitar a sus muertos a la una de la madrugada con una mochila y armas?.-Demian todavía estaba de mala leche.
Me callé durante un rato y Leylah preguntó entonces:
-¿Y dónde está ahora?
-En uno de los Mausoleos familiares, acampado.-dijo Nick entonces.-lo ví dirigirse hacia allí esta noche y he ido a mirar hace un rato.
-¿Que has echo qué?-le gritamos todos.
-¡Podría haberte descubierto y matado!-le chillé yo.
-A ver, que yo sepa, la novata eres tú, Nad. Yo ya tengo bastante experiencia con Cazavampiros.
-Eh, Nick. ¡Tranquilo! Tienes experiencia, pero igualmente, sabemos que Slevey también.-le dijo Andrey.
-¿Ya os habíais enfrentado a él?-pregunté intrigada.
-Por desgracia o por suerte, si.-me respondió Sandra.-hace más o menos un par de años, nosotros aún vivíamos en Irlanda y, bueno, él...
A la rubia se le quebró la voz y Demian respondió por ella.
-Mató a Linda y a Mark, después de torturarlos.
Abrí mucho los ojos. No sabía que se podía torturar a los vampiros, perdón, que no se nos podía torturar, ni tampoco que habían matado a dos miembros del grupo. Ni siquiera había oído hablar de Linda y de Mark. Me moría (relativamente, claro) de intriga , pero no tenía ganas de preguntar la historia a nadie. Como si me hubiese leído el pensamiento, Andrey comenzó.
-Ocurrió casi como hoy, aunque esperemos que no sea igual. Demian vió por una ventana a Slevey y decidimos evitarlo, pero después entró en la casa. Luchamos contra él, pero iba muy protegido y nosotros no estábamos preparados. Hizo que Linda se desmayara y mientras cuatro o cinco matones suyos nos entretenían, se la llevó. Mark fue a por ella, pero lo único que consiguió, fue su muerte. Le gusta hacernos sufrir...
Le interrumpí diciendole que no me gustaban las torturas y que se podía ahorrar la descripción. Cosa que le agradecí.
-Como iba diciendo, los mató. Leímos sobre él en una web que un vampiro convirtió a su hermano en su niñez y por eso nos odia. Nos odiará más el día en que lo mate.-gruñó enseñando los colmillos.
Sandra me susurró al oído:
-Él y Mark eran almas gemelas, incluso con respecto a Linda.
Capté el mensaje, esperaba de Andy no siguiera colgado de la tal y difunta Linda.
Le miré. Miré a cada uno de ellos, intentando ver un plan en sus ojos.
Se oyó que llamaban a la puerta y me dirigí hacia ella.
-No se te ocurra abrir, Nadia Loudre.-me advirtió Demian.
Me quedé como una estatua a medio camino. Seguían oyéndose golpes en la puerta y si hubiera tenido sangre, estaría ésta helada. Me senté, nerviosa, esperando a que alguien hiciese algo. Andrey me pasó la mano por el pelo, intentando tranquilizarme. Aunque éramos seis y él probablemente solo uno, una persona cruel a la que le gusta clavarnos una estaca de madera y retorcerla dentro de nosotros, no es muy agradable tenerla en tu puerta (lo de la estaca me lo acabo de inventar, no sé como nos mataría ni como nos torturaría, no os asustéis aunque sea lo más probable).
Para matar el tiempo le pregunté a Nick:
-¿Se puede saber como nos mataría en el caso de que pudiese?-le dije.
-Oh, muy fácil.-me respondió.- Solo tienes que ver Crepúsculo. Nos arrancaría la cabeza y luego nos convertiríamos en pequeños cristales. Después de eso nos quemaría en una hoguera. Es sencillo, ¿verdad?
Me ahogué de la risa, pero quería saberlo de verdad.
-No, Nick, ahora en serio.-le dije riendo.
-Bueeeeno. Si insistes...-Nick siempre trataba de tomárselo todo a broma.- La verdad, es que no me han matado nunca, pero me sé la teoría. Se supone, que primero nos tiene que enchufar una máquina al cerebro que envía ciertas descargas especiales, ya que las normales no nos harían sentir dolor, y después clavarnos algo puntiagudo en un punto estratégico de nuestra espalda, que no te diré cual es por si acaso. Aunque si quiere ahorrar tiempo, puede clavarnos el objeto y ya está. Se tarda un poco más, porque se tienen que desencajar todos los huesos y...
-¡Nick! ¡Basta!-le interrumpí. Aquello ya era desagradable.
Era mil veces mejor morir de viejo como un humano. Un escalofrío recorrió mi espalda. Demian y Andrey reforzaron la puerta por si a Slevey se le ocurría la flamante idea de echarla abajo. Hicieron lo mismo con las ventanas del primer piso. ¡Ah!¿Que no os he dicho donde vivimos? Haced memoria... ¡La torre del cementerio de Deathley Graveyard!
Bueno, eso ahora no viene a cuento. Lo que estaba diciendo, que los golpes cesaron y respiramos tranquilos por un rato. Hasta que una de las ventanas del piso de las habitaciones se rompió. Corrimos hacia allí. Una piedra... y un papel atado a ella. El papel rezaba:
"Bajad, vampiros. No os mataré. Tan solo quiero deciros algo. Hacer un tratado de paz" leyó Andrey.
-¡Y una mierda!-gritó Demian, también enseñando los colmillos.
Bajamos abajo y Andrey tiró la nota al fuego. Vi como las letras desaparecían entre las rojizas llamas. El problema ahora era, como terminar con el tío aquel, sin que él nos matara primero desencajando todos los huesos de nuestro cuerpo. Ni siquiera sabíamos si iba acompañado, aunque Nick lo había visto solo, ¿no?
-Nick, esta vez, ¿también viene acompañado?
Le pregunté con la voz entrecortada.
-No. Debe de haber aprendido a multiplicarse.
*******
Bueno, hasta la próxima entrada chicas!
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Capítulo I
Parte primera
Slevey Cazavampiros
Esta fue una de las peores temporadas, cuando a Slevey, un Cazavampiros, se le ocurrió venir a visitar Deathley Graveyard.
Leylah saltó sobre mi cama, como tooooodos los días. No necesitaba dormir, pero me encantaba.
-Leylah, ¿se puede saber por qué estás tan excitada?
Entreabrí los ojos y la vi, con cara de pocos amigos, asustada y con los colmillos fuera.
-Slevey está aquí...
******
-¿Slevey? ¿Quien coño es Slevey?-dije aún somnolienta, frotándome los ojos.
-Un maldito Cazavampiros, eso es lo que es.-me respondió Andrey cuando entré en la cocina haciendo aquella pregunta.
-Y... ¿Qué se supone que hace en Deathley Graveyard?
-¿Tú que crees? ¿Matarnos, por ejemplo?.-me respondió Demian enfadado. Pegó un puñetazo en la mesa y mi desayuno casi salió volando hasta la cara de Sandra. Pero por suerte, pude sujetarlo.
-Bueno, ¿y como sabeis que está aquí?-pregunté.
-Nick lo vió esta noche merodeando por entre las lápidas.-me respondió Andrey.
-¿Y como supisteis que era un Cazavampiros y no un visitante cualquiera?
-¿Qué persona en su sano juicio va a visitar a sus muertos a la una de la madrugada con una mochila y armas?.-Demian todavía estaba de mala leche.
Me callé durante un rato y Leylah preguntó entonces:
-¿Y dónde está ahora?
-En uno de los Mausoleos familiares, acampado.-dijo Nick entonces.-lo ví dirigirse hacia allí esta noche y he ido a mirar hace un rato.
-¿Que has echo qué?-le gritamos todos.
-¡Podría haberte descubierto y matado!-le chillé yo.
-A ver, que yo sepa, la novata eres tú, Nad. Yo ya tengo bastante experiencia con Cazavampiros.
-Eh, Nick. ¡Tranquilo! Tienes experiencia, pero igualmente, sabemos que Slevey también.-le dijo Andrey.
-¿Ya os habíais enfrentado a él?-pregunté intrigada.
-Por desgracia o por suerte, si.-me respondió Sandra.-hace más o menos un par de años, nosotros aún vivíamos en Irlanda y, bueno, él...
A la rubia se le quebró la voz y Demian respondió por ella.
-Mató a Linda y a Mark, después de torturarlos.
Abrí mucho los ojos. No sabía que se podía torturar a los vampiros, perdón, que no se nos podía torturar, ni tampoco que habían matado a dos miembros del grupo. Ni siquiera había oído hablar de Linda y de Mark. Me moría (relativamente, claro) de intriga , pero no tenía ganas de preguntar la historia a nadie. Como si me hubiese leído el pensamiento, Andrey comenzó.
-Ocurrió casi como hoy, aunque esperemos que no sea igual. Demian vió por una ventana a Slevey y decidimos evitarlo, pero después entró en la casa. Luchamos contra él, pero iba muy protegido y nosotros no estábamos preparados. Hizo que Linda se desmayara y mientras cuatro o cinco matones suyos nos entretenían, se la llevó. Mark fue a por ella, pero lo único que consiguió, fue su muerte. Le gusta hacernos sufrir...
Le interrumpí diciendole que no me gustaban las torturas y que se podía ahorrar la descripción. Cosa que le agradecí.
-Como iba diciendo, los mató. Leímos sobre él en una web que un vampiro convirtió a su hermano en su niñez y por eso nos odia. Nos odiará más el día en que lo mate.-gruñó enseñando los colmillos.
Sandra me susurró al oído:
-Él y Mark eran almas gemelas, incluso con respecto a Linda.
Capté el mensaje, esperaba de Andy no siguiera colgado de la tal y difunta Linda.
Le miré. Miré a cada uno de ellos, intentando ver un plan en sus ojos.
Se oyó que llamaban a la puerta y me dirigí hacia ella.
-No se te ocurra abrir, Nadia Loudre.-me advirtió Demian.
Me quedé como una estatua a medio camino. Seguían oyéndose golpes en la puerta y si hubiera tenido sangre, estaría ésta helada. Me senté, nerviosa, esperando a que alguien hiciese algo. Andrey me pasó la mano por el pelo, intentando tranquilizarme. Aunque éramos seis y él probablemente solo uno, una persona cruel a la que le gusta clavarnos una estaca de madera y retorcerla dentro de nosotros, no es muy agradable tenerla en tu puerta (lo de la estaca me lo acabo de inventar, no sé como nos mataría ni como nos torturaría, no os asustéis aunque sea lo más probable).
Para matar el tiempo le pregunté a Nick:
-¿Se puede saber como nos mataría en el caso de que pudiese?-le dije.
-Oh, muy fácil.-me respondió.- Solo tienes que ver Crepúsculo. Nos arrancaría la cabeza y luego nos convertiríamos en pequeños cristales. Después de eso nos quemaría en una hoguera. Es sencillo, ¿verdad?
Me ahogué de la risa, pero quería saberlo de verdad.
-No, Nick, ahora en serio.-le dije riendo.
-Bueeeeno. Si insistes...-Nick siempre trataba de tomárselo todo a broma.- La verdad, es que no me han matado nunca, pero me sé la teoría. Se supone, que primero nos tiene que enchufar una máquina al cerebro que envía ciertas descargas especiales, ya que las normales no nos harían sentir dolor, y después clavarnos algo puntiagudo en un punto estratégico de nuestra espalda, que no te diré cual es por si acaso. Aunque si quiere ahorrar tiempo, puede clavarnos el objeto y ya está. Se tarda un poco más, porque se tienen que desencajar todos los huesos y...
-¡Nick! ¡Basta!-le interrumpí. Aquello ya era desagradable.
Era mil veces mejor morir de viejo como un humano. Un escalofrío recorrió mi espalda. Demian y Andrey reforzaron la puerta por si a Slevey se le ocurría la flamante idea de echarla abajo. Hicieron lo mismo con las ventanas del primer piso. ¡Ah!¿Que no os he dicho donde vivimos? Haced memoria... ¡La torre del cementerio de Deathley Graveyard!
Bueno, eso ahora no viene a cuento. Lo que estaba diciendo, que los golpes cesaron y respiramos tranquilos por un rato. Hasta que una de las ventanas del piso de las habitaciones se rompió. Corrimos hacia allí. Una piedra... y un papel atado a ella. El papel rezaba:
"Bajad, vampiros. No os mataré. Tan solo quiero deciros algo. Hacer un tratado de paz" leyó Andrey.
-¡Y una mierda!-gritó Demian, también enseñando los colmillos.
Bajamos abajo y Andrey tiró la nota al fuego. Vi como las letras desaparecían entre las rojizas llamas. El problema ahora era, como terminar con el tío aquel, sin que él nos matara primero desencajando todos los huesos de nuestro cuerpo. Ni siquiera sabíamos si iba acompañado, aunque Nick lo había visto solo, ¿no?
-Nick, esta vez, ¿también viene acompañado?
Le pregunté con la voz entrecortada.
-No. Debe de haber aprendido a multiplicarse.
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Bueno, hasta la próxima entrada chicas!
Me encantó!!!!!!
ResponderEliminarYa te sigo, guapa! Me sigues?
Avísame cuando cuelgues el próximo capítulo así lo leo, si??? Porfa :D
Un beeesote,
OK, muchas gracias!! Me paso por tu blog!
ResponderEliminarInteresante¡¡
ResponderEliminar¿En serio?
ResponderEliminar¡Gracias, me alegro de que te guste!
un bico
Cali