Bueno, aquí está el Fan-Fic que he hecho de El Mentalista, que por supuesto no es tan bueno como los capítulos de la serie pero me he esforzado mucho. ¡Espero que os guste!
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FAN-FIC “The Mentalist”
Corazones Rojos
Corazones Rojos
By: Calina Aeryn Axfer
Subió al autobús de línea, puesto que esa mañana no le apetecía coger su Citroën DS21 (Tiburón) del aparcamiento del “Hotel de Sacramento para Estancias Prolongadas”.
Saludó al conductor con una sonrisa y pagó el importe sin hacer ningún tipo de comentario sobre la vida del señor, como habituaba a hacer. Aunque saber, ya sabía bastante de su persona con solo mirarle.
“Casado (puesto que lleva un anillo que lo demuestra). Una infancia tal vez no demasiado alegre ni abundante de cariño, pero tampoco falta de atenciones. No le agrada demasiado su trabajo (tiene cara de zapatilla, como diría mi madre), lo que verdaderamente le gusta es escribir, puesto que hay un callo en su dedo corazón, en la zona donde se colocan los instrumentos de escritura.”
Se lo calló todo, porque no quería que el señor se pasase el trayecto mirándole por el espejo retrovisor y que acabasen teniendo una colisión con cualquiera de los miles de automóviles que circulaban por Sacramento aquella mañana.
No había ningún asiento libre así que se resigno a ir de pié. De pronto, divisó un puesto al lado de una niña que apenas llegaba a los quince años. Perfecto, así tendría algo conversación animada, no con argumento adulto y aburrido...
Allí se dirigió, tratando de esquivar los tropecientos maletines grises, hombres de traje, mujeres de negro y señoras mayores con enormes bolsas de la compra.
Se sentó, estuvo unos minutos mirando al frente, y entonces habló:
-Hola.-susurró con una sonrisa traviesa en la cara. Era como un niño, y lo que es mejor todavía, se sentía un niño aún.
-Hola.-contestó ella aún mirando por la ventana.
Jane solo podía ver unos rizos castaños caer por su espalda y un ligero reflejo en el cristal.
Al parecer era algo tímida, aunque inteligente, y le gustaba la música, puesto que sus dedos colocados en la pequeña repisa de la ventana se movían al compás sobre las teclas de un piano imaginario.
-Me llamo Patrick.-le dijo en bajito Jane. Le tendió la mano esperando a que ella se girase.
Se dio la vuelta e inspeccionó al extraño de arriba a abajo sin miramientos, como intentando suponer si debía confiarle su nombre y demás información.
Al fin, esbozó una minúscula sonrisa y le agarró la mano, no fiándose demasiado aún.
-Yo Aeryn.-contestó con voz que parecía de miel.
Entonces se volvió a girar y siguió mirando por la ventana.
Patrick formuló una radiante sonrisa. Aquella chiquilla no era tonta precisamente, y a él le divertía.
-Bonito nombre.-comentó.
Ella ignoró el comentario durante un momento y después dijo algo que pareció a Jane digno de admiración.
-Solo una pregunta.-comenzó.-¿Por qué debería confiar en usted?
Le preguntó con una dulce mirada pero que se clavaba en la retina, llegando hasta el cerebro y el corazón.
-Buena pregunta, sí señor.-hizo una pausa.-Bueno, no digo que te tengas que fiar de mí, pero yo te he dicho mi nombre...
-Y yo el mío.-remató ella.
Patrick Jane levantó un poco las cejas, asombrado con las salidas de la niña.
-Está bien. Te diré un pequeño secreto...
Ella acercó el oído a Jane, el cual musitó:
-Soy miembro de la Brigada Criminal de Sacramento, California.
Ahora la que levantaba las cejas, asombrada, era la joven. Se volvió a girar mirando a la ventana durante un rato. Y sus dedos seguían tocando una melodía sorda, ahora sobre su pierna.
Al cabo de un corto período, se rindió.
-Me llaman Mae.
Jane rió, complacido.
-Pero...-saltó ella de repente.- Quiero que me demuestre que es cierto lo que ha dicho.
En el fondo, la niña se lo pasaba bien jugando con su compañero de asiento.
Patrick le guiñó un ojo y sacó del bolsillo interno de su chaqueta, una especie de tarjeta plastificada que corroboraba lo que había susurrado.
Mae frunció el ceño, aunque por dentro suspiraba aliviada en parte por haberle dicho su nombre y apodo a alguien aparentemente de fiar, y no a un delincuente mentiroso.
-Está bien...-aceptó.-Pero sé lo que está pensando. Que solo soy una niña sin idea de nada. Pero no es así. Acabo de cumplir los catorce.-sentenció, orgullosa.
-Oh. Genial. ¿Tienes escuela hoy?.-cambió de tema, ya planeando algo en su mente ávida de retos.
-No. El colegio ha cerrado durante una semana porque... porque no le importa.-volvió a girar la cabeza hacia la ventana.
-Ya lo entiendo... Te has escapado de casa, ¿verdad, Aeryn?.-preguntó, aunque ya sabía la respuesta, mirando fijamente a los ojos al reflejo de la joven.
-N...no.-dijo intentando que sonase creíble.-Bueno... sí...
Reveló al fin. Y volvió a girarse y mirar a la cara de Jane. Lo descubrió fisgoneando uno de los bolsillos pequeños de su mochila.
-¿De quién es esto?.-preguntó Patrick sin hacer caso a su confesión. Mostraba un pedazo de tela en forma de corazón.
-¡Eh! ¡Eso es mío! ¡No lo toque!.-gritó ella arrebatándoselo de la mano.
Metió la mochila entre sus pies, para que él no tuviese un acceso fácil a ésta y el corazón lo guardó entre sus manos, protegiéndolo como a algo muy preciado.
-Eso no es tuyo, ¿no Mae? Es de otra. O tal vez de otro...-dijo casi arrepintiéndose al ver la punzada de dolor que apareció por un instante en la imagen reflejada de la niña.
-Es mío. Mío, y no sé de que otro me habla.-respondió dando así por terminada la conversación.
Aunque Patrick Jane no iba a darse por vencido. La parada correspondiente se acercaba, y no tenía mucho tiempo.
-¿Te apetece venir conmigo al “cuartel”?.-propuso.- ¿A cambio podrías dejar de tratarme de usted? Me da escalofríos...
Dijo fingiendo uno de estos. Mae, que hacía casi unos segundos parecía al borde de las lágrimas, volvió a colocar la máscara de dureza que había portado durante todo el trayecto y preguntó que si realmente no iba a llevarla a un tugurio y luego pedir un rescate por ella. Aún no confiaba en Jane.
-Te lo prometo. ¿Has visto UP?.-una película infantil de hacía un par de años.- Hago una cruz con el corazón.
Dijo imitando la habitual forma de jurar del protagonista de dicho filme.
Aeryn asintió y pulsó el botón de “STOP” del autobús.
Se levantó y salió del vehículo, seguida por Patrick que, como había jurado, la llevó hasta donde estaban Lisbon, Van Pelt, Rigsby y Cho.
-¡Jane, tenemos un caso!.-gritó la agente Lisbon con una carpeta en la mano en dirección al recién llegado.- ¡¿Pero qué es esto?!
Preguntó escandalizada al ver a la niña junto a Patrick.
-Es Mae.-contestó sonriente.
-Sácala ahora mismo de aquí. ¡No podemos dejar que nadie ajeno a la Brigada entre aquí, y menos sin mi permiso o el de Minelli!
-Oh, por Dios, ¿qué va a decir Virgil sobre una niña? ¿Crees que la echará? No sería capaz...
-Jane...-le miró Theresa haciendo rodar los ojos.
-Lisbon, por favor...-suplicó como un niño al que lo han castigado sin salir a jugar.
Theresa Lisbon suspiró y se dio por vencida.
-Pero si pregunta, yo no he tenido nada que ver.-se exculpó levantando los brazos.-después colocó la carpeta sobre una mesa y comenzó con el tema del caso.-Bueno, chicos. El nuevo caso es de aquí mismo, Sacramento.
El equipo rodeó la mesa y se dispusieron a escuchar a su jefa. Aeryn se sintió fuera de lugar, aunque imitó a los demás, pensando en dónde se había metido.
-Han desaparecido dos niños. Un tal George Browns y otro llamado Jamie O'bonnek...
Mae se llevó las manos a la boca y creyó que las piernas iban a dejar de obedecerle. Cuando estaba a punto de caer, Cho la agarró y la mantuvo en pie.
-¿Qué le pasa?.-preguntó Lisbon a Jane.
-A mí no me preguntes. Que yo sepa no es muda.
Se quedaron mirándola y cuando Van Pelt, que la miraba con cara de pena, iba a dirigir la pregunta, ella habló.
-Jamie... Jamie es mi hermano.
-Joder...-soltó Rigsby.
Theresa miró a Van Pelt, que cogió a Mae con cuidado y se la llevó a la cocina a que tomara un té y a tranquilizarla, puesto que ahora las lágrimas le caían a raudales, aunque acompañados por silenciosos sollozos.
-Mira lo que has hecho, Jane.-le culpó Lisbon.
-¡Yo no he echo nada! Se iba a enterar de todas maneras...
Ella no le hizo caso y se dispuso a repartir las “tareas”.
-Cho, tú coge el coche y espéranos abajo. Rigsby, avisa a Van Pelt para que lleve a la niña a casa. Jane, cállate.
Dijo viéndole las intenciones. Aunque Rigsby le apoyó y discutieron sobre si Mae debía ir con ellos o con sus padres. Jane insistía en que la necesitaba en ese caso, y Rigsby corroboraba diciendo que tenía todo el derecho, puesto que era su hermano.
-Agghhh... me sacáis de quicio. Está bien, puede venir, pero repito, si Minelli pregunta, yo no tengo nada que ver.-acto seguido se dio la vuelta y se marchó.
Patrick se dirigió a la cocina casi dando saltitos de alegría.
-Buenas noticias, Mae. Puedes ayudarnos a resolver el caso Browns-O'bonnek.-a la niña se le iluminó la cara y se levantó de un salto, dispuesta a todo.
Van Pelt sonrió y Rigsby la imitó, por un momento sus miradas se cruzaron y las sonrisas se convirtieron en muecas.
Ella puso la mano en la espalda de Aeryn y con la otra metió la taza de té en el fregadero.
La pequeña y Grace ya parecían amigas de toda la vida. Tenían complicidad con solo mirarse.
**
Estaban en casa de los O'bonnek. La señora O'bonnek abrazaba a su hija, con los ojos repletos de saladas lágrimas. Su marido informaba a los agentes del CBI sobre Jamie.
-Bueno... desapareció ayer al mediodía, pero como a veces se marchaba con los amigos y no volvía hasta tarde, pues lo dejamos correr, pero esta mañana no estaba. Y tampoco había rastro de que hubiese pasado por casa.-completó el señor. Tenía un tupido bigote, a pesar de no ser demasiado mayor.
-Perfecto.-asintió Lisbon.-¿Sabía usted que un amigo de su hijo, George Browns, desapareció también en el día de ayer?
-Sí, sus padres son amigos nuestros y nos han contado su situación esta mañana.-respondió el señor O'bonnek.
-Muy bien, si necesitamos algo más, volveremos a preguntar. Haremos todo lo posible para encontrar a su hijo y a George.
Patrick le hizo un ademán a Aeryn para que se fuese con ellos y la joven se disculpó con su madre y los siguió al coche.
Se dirigieron a casa de los Browns, a unas dos manzanas.
Se bajaron, Jane le pidió a Theresa si él y Mae podían quedarse fuera y ella asintió, resignada ya por sus extraños pero eficaces métodos.
-¿Tienes idea de quién y por qué querría llevarse a tu hermano y su amigo?.-preguntó.
-Pues... no. Pero hay algunas personas que podrían considerarse sospechosas.
Hizo una pausa y miró a Patrick, como mirando si él aceptaba que le dijese nombres allí y ahora.
-Está esa loca del tercero, Verónica Perkins. Decía que Jamie y su panda eran unos vándalos. Pero eran tonterías, nunca le hicieron nada. Simplemente la había tomado con ellos.
Jane caviló un par de segundos y sacudió la cabeza para que ella continuase.
-Después está Katherine. Katherine Parker.-al decir el nombre de la chica, Mae hizo una ligerísima mueca, que a Patrick Jane no se le pasó por alto.- Estaba colada por mi hermano, pero Jamie sabía que era una arpía y pasó de ella olímpicamente. Su madre se volvió majara cuando Katherine le contó su terrible versión de la historia.
-Eh... esa Katherine, ¿tiene algún hermano?.-preguntó, no sin saber lo que hacía.
-Bueno... no, es decir... sí.-admitió.- Oliver Parker. Tiene la edad de mi hermano. Dieciséis.
Aclaró. Su máscara seguía ahí, como en el autobús, pero comenzaba a resquebrajarse, puesto que a Jane no se le escapaba una y los secretos de la niña comenzaban a salir por grietas. Él le sonrió y preguntó si sospechaba de alguien más.
-Hace unos días, George se peleó con un tal Trevor Turner. El típico matón del instituto. George le dio una buena paliza, mientras que Jamie lo animaba.
-Muy bien. Eso es suficiente. Una cosa más, ¿no crees que el hermano de Katherine, Oliver, podría haberlos matado como venganza por lo de su hermana?
-¡No!.-negó ella rotundamente.- Quiero decir, no, claro que no.
A él ya le había dado la información que quería obtener. Se levantaron del bordillo de la acera donde estaban sentados y entraron en la casa de los Browns.
Lisbon y los demás ya estaban dirigiéndose a la puerta cuando ellos la abrieron.
-Nos vamos a ver a los Parker. Cho y Rigsby se van a interrogar a Verónica Perkins.
-¿Cómo sabéis de Katherine Parker y Verónica Perkins?.-preguntó Mae, sorprendida.
-Resulta que George no solo hablaba de sus temas en casa, si no también de los de tu hermano.-respondió Rigsby.
Y allá se dirigieron, cada uno a su objetivo.
En el número cuatro de Richmond Grove.
Accedieron al tercer piso del edificio donde residían los O'bonnek ( a parte de otras dos familias) por las escaleras principales y llamaron a la destartalada puerta de Verónica Perkins.
Ella les abrió, con la cadena puesta aún y mirando por la rendija.
-¿Quién es? ¿Qué quieren?.-preguntó con voz ronca.
-Brigada Criminal, señora Perkins.-respondió Cho.
-Yo no he hecho nada, pueden marcharse.-dijo cerrando la puerta.
-Señora, o nos deja entrar, o tendremos que echar la puerta abajo.
Tras unos segundos de silencio, se oyó el ruido de la cadena al descorrerse y el “clack” de unas llaves al abrir la puerta principal.
-Está bien, pasen.-hablaba una señora no demasiado mayor, aunque rondaría los sesenta, con el pelo claro y cano.
Su casa estaba desordenada y sucia. La pintura de las paredes se desconchaba y las vigas del techo amenazaban con caer si no se las trataba con delicadeza.
-Bien, señora. Investigamos la desaparición de dos jóvenes.
-¡Oh! Que desgracia, cuenten, cuenten. Les ayudaré en lo que pueda.-comentó con cara de pena.
-Se trata de James O'bonnek y George Browns.-especificó el agente Cho.
-¡Ah, esos! Esos bribones se tienen merecido un buen susto. Es cierto que no me caían bien, pero no puedo ayudarles. No sé quién ha podido ser. Solo les digo que no he sido yo.
Los dos agentes se tuvieron que resignar y se marcharon de la casa en dirección a las oficinas, para documentar lo ocurrido. No sin antes avisar a Lisbon.
**
En el coche que marchaba en dirección a la casa de los Parker, nadie hablaba y Aeryn se sentía algo incómoda.
De golpe, por la radio de Lisbon sonó una voz avisando de que habían encontrado un cadáver en una pequeña cabaña en un parque..
-Mierda.-susurró Theresa.
A Mae se le encogió el corazón y dentro de ella rezaba para que no fuera el de Jamie. Apreciaba a George, pero si alguien había muerto, no podía ser James Daniel O'bonnek.
-Parece ser que es de un tal Browns, George. ¿Pasáis ahora por aquí a echarle un vistazo?.-preguntó el hombre que hablaba al otro lado.
-Si, ahora vamos para allá..-respondió, apagando la radio.-Parece que los Parker van a tener que esperar.
Dijo mientras giraba en una rotonda en la dirección contraria a la que iban.
Al llegar allí se bajaron rápidamente, Aeryn algo más aliviada, pero angustiada por la suerte que había corrido el mejor amigo de su hermano.
-Creo que es mejor que no lo veas.-le avisó Lisbon.-Quédate aquí.
Ordenó, y antes de que la niña pudiese asentir, Jane la cogió del brazo, seguro de que aquello no le haría ningún mal.
Era un joven de dieciséis años aproximadamente, como Mae les indicó. Con el pelo rapado casi al cero y una enorme mancha de sangre en la cabeza.
-Parece que lo golpearon aquí mismo.-especuló uno de los policías que habían encontrado el cadáver.
-Sí, por la espalda y sin miramientos.-corroboró Jane.
-¿Y eso como lo sabes?.-preguntó Lisbon.
-No tiene arañazos u otras contusiones que demuestren que peleó.-dijo señalando brazos, piernas y la cara del chico.-Además, por su posición, parece que estaba sentado en uno de esos bancos.
Señaló ahora a unos bancos de madera que había dentro de la cabaña.
-Pudieron arrastrarlo hasta este lugar.-propuso Lisbon.
-Es muy poco probable, puesto que entonces tendría en las mangas o en las perneras del pantalón alguna marca de ello, cosa que no hay.-respondió defendiendo su teoría.
Theresa asintió a regañadientes y confirmó que ya se lo podían llevar. Jane paró su orden y se dirigió al cadáver. Le metió la mano en el bolsillo, del cual sobresalía algo blanco, y sacó un papel doblado.
-He aquí una pista de por qué estaba aquí.
Lo desdobló con cuidado.
Hoy, 17 de agosto, reunión a las 12:30
en la cabaña-cuartel del parque.
No vengáis todos, solamente los
convocados: Jamie, George, Trevor
y Sebastian. Fdo: XXX
Lisbon frunció el ceño y metió la nota en una bolsita para que analizaran si tenía huellas.
-Sea quien sea el que la haya escrito, es probablemente el asesino, o el soplón que le soltó al asesino que había reunión.-dijo la agente.-Nombres de los componentes de la pandilla de tu hermano, por favor.
Soltó en dirección a Aeryn.
Ella esperó a que sacase algo en lo que apuntar y comenzó:
-A parte de mi hermano están George Browns, Trevor Dolliens, Sebastian Humpton, Danny Taks y Peter Oskawell.-enumeró, haciendo una pausa entre cada nombre.
-Perfecto, gracias.-terminó Lisbon.-Ahora sí que podemos irnos a casa de los Parker.
***
En casa de los Parker, los tres entraron, aunque Mae se mostraba un poco reticente a entrar, así que lo hizo la última.
-Pasen.-decía la señora Parker.- ¿Qué querían preguntarme?
-Bien, pues...-comenzó Theresa. Pero en ese instante se escuchó un grito desde una de las habitaciones adyacentes, “¡Sabías muy bien que no d....biste v... ese … a la cab... del ...bol!” se entendía poco.
Después pasó por delante de ellos un chico de la edad de Jamie y su pandilla, que envió una mirada furibunda a Aeryn y se marchó dando un portazo tremendo.
La joven se quedó algo contrariada, sin saber a qué había venido aquella mirada de odio tan profundo.
-Uff...-bufó Jane sonriendo y señalando la puerta.- ¿Es su hijo?
-No, que yo sepa no.-respondió la señora, también algo confusa por el chico que se había marchado de semejante forma.
-Bueno, investigamos la muerte de George Browns y la desaparición de Jamie O'bonnek.
-¿Ah, si? Pues que sepan que ese pequeño canalla se merece lo peor. Yo no le he hecho nada, que conste, aunque no por falta de ganas.-ahora era la señora Parker la que poseía un brillo de odio en sus ojos.-Lo que sí siento es la muerte de ese Browns. Sus padres no son mala gente. No se merecen eso.
-¿Y no sabe nada que pueda ayudarnos?.-preguntó la agente.
-A parte de lo que ese bribón le hizo a mi hija, no tengo más información sobre él y sus amiguitos. ¿Hemos terminado?
Por la puerta del recibidor apareció una chica rubia y con los ojos rojos de haber llorado.
-Mamá.-musitó.-¿Qué pasa?
-Nada hija, ese idiota de O'bonnek ha desaparecido. Vete a tu habitación, ¿quieres?
Una mueca de espanto desfiguró la cara de la que parecía ser Katherine Parker, que se dio media vuelta y se volvió a su cuarto.
Entonces, Lisbon, Jane y Aeryn se marcharon aún no demasiado satisfechos, aunque Patrick sabía más de lo que las otras dos se habían dado cuenta.
-Ese era... ¿Sebastian, Mae? ¿O me equivoco?.-adivinó Jane.
-Pues... eso creo. No lo he visto mucho, alguna vez en la calle con mi hermano, así que no lo he reconocido hasta que ya había salido por la puerta.-afirmó, volviendo a pensar la razón del adolescente para odiarla.
Mientras subían al coche, Lisbon preguntó si no creían que podía haber sido el otro hijo de la señora Parker. A lo que Aeryn volvió a contestar negativamente. Pero la agente prefirió asegurarse y mandó a Patrick a que volviera para preguntarle dónde estaba a su madre.
Y así lo hizo, encantado de que Theresa le dejase solo, pudiendo así librarse de su vigilancia con respeto a los comentarios “fuera de lugar”.
Llamó y la señora le abrió, preguntando que qué querían ahora.
-Solamente saber dónde está su hijo Oliver en estos momentos.
-Supongo que en la cancha de baloncesto de su instituto, el Saint Marine High School. Pero él no sabe nada, salió algo paleto el niño.
-Una última cosa, ¿qué le hizo exactamente ese “canalla” de O'bonnek a su hija?-preguntó, aunque ya sabía la respuesta.
-¡Ese hijo de puta le rompió el corazón!.-acto seguido cerró la puerta, casi pillándole la nariz a Jane, el cual sonrió, satisfecho.
Él bajo las escaleras hasta el automóvil.
-En la cancha del Saint Marine High School.-informó al subir al coche. Divisó por el rabillo del ojo como Mae se mordía el labio disimuladamente, y como tragaba saliva apurada.
-¿Puedo quedarme en el coche?.-preguntó cuando aparcaron en frente del instituto.
-¿Por que? ¿Le tienes miedo a ese chico? ¿Te ha echo algo?.-preguntó Lisbon, preocupada por los miedos de la niña.
-No... pero es que estoy algo cansada y tengo que pensar en todo lo que está pasando.
La jefa asintió y bajó del coche, acompañada por Jane, el cual ya tenía en mente el lugar al que llevarían en unos minutos a Oliver Parker.
Mae observaba por la ventana a un chico con el cabello castaño y los ojos claros, despeinado y algo sudado por el deporte que estaba practicando, hablar con los agentes del CBI. Cuando vio que los dos se daban la vuelta y volvían al coche, suspiró, aliviada. Pero el corazón se le encogió al ver que el chico se cambiaba de camiseta y les seguía. Entraron. Jane y Lisbon en la parte de delante y el chico en el asiento contiguo al de Aeryn.
-Hola.-musitó. Se notaba que él también estaba algo apurado y nervioso.
-Hola.-respondió la joven con un hilo de voz.
En todo el trayecto, solo Jane soltaba algunos comentarios en bajo para Theresa.
Llegaron a las oficinas y vieron a Cho y Rigsby apostando por cual de los sospechosos era el secuestrador y asesino, mientras Van Pelt los miraba, confusa y algo indignada. Cuando los vio llegar, saludó y mandó una sonrisa y un guiño a Mae, la cual se los devolvió, aún tensa.
Oliver se frotaba las manos, ansioso por que aquello terminase ya.
Jane y Cho entraron en la cabina de interrogatorios junto a él, mientras que Mae, Rigsby, Lisbon y Van Pelt (la cual acariciaba los hombros de la niña, dándole apoyo) miraban desde el otro lado del cristal.
Quedaba claro que el chico no sabía nada.
Al final del interrogatorio, Patrick le hizo una señal a Aeryn para que entrase en la cabina, mientras que él y Cho salían fuera a comentar las respuestas con los demás agentes de la brigada.
-Ryn, yo...-comenzó Oliver.-Te juro que no quise decirle aquello a Jamie, te lo juro. No quise haceros daño. Y menos a ti, te lo digo de verdad. Te juro que jamás...
Ella le interrumpió, no aguantando más disculpas que a ella le parecían sin fundamento. Lo agarró por la nuca y acercó sus labios a los de él antes de que terminara la frase. Él le devolvió el beso, acariciándole el cabello. Tomaba aquello por que le perdonaba. Acercó la cabeza de Aeryn (Ryn, como él le llamaba) más a la suya, y ella profundizó más el beso. Le acarició la mejilla al chico del que llevaba enamorada desde que había entrado en el instituto y lo había visto charlando con Jamie mientras jugaban al baloncesto.
-Ups... perdón.-dijo Patrick con una enorme sonrisa en la cara. Había irrumpido en la sala porque creía que ya era el momento, antes de que les interrumpiese algún otro agente y de otra manera menos “formal”.
Mae intentó esconderse bajo sus rizos y Oliver esbozó una tímida sonrisa, avergonzado por la aparición de Jane. Por dentro, los dos ardían de gozo. Él apretó fuertemente la mano de Aeryn, mientras salían de la cabina de interrogatorios.
Patrick andaba casi tan feliz como la joven pareja, puesto que aquel encuentro en el autobús había ayudado a aquella adolescente a lograr lo que seguramente llevaba soñando bastante tiempo. En el fondo, sabía que aquel corazoncito de tela, ya no era de Mae, al igual que el que latía en el pecho de la niña. Aunque no habían encontrado a Jamie, estaban cerca de conseguirlo.
-Bien,-comenzó Jane cuando ya estaban todos juntos.-Creo que es hora de juntar a los sospechosos. Creo saber dónde se encuentra James O'bonnek.
Lisbon abrió la boca algo asombrada, aunque aceptó y mandó a Rigsby y Cho a buscar a todos los sospechosos.
**
Estaban la familia Parker, Verónica Perkins, los O'bonnek, los Brown (aún con los ojos enrojecidos de llorar por George) y los agentes del CBI.
Se encontraban en el mismo parque donde habían encontrado al hijo de los Brown.
Jane andaba por el césped mirando hacia los tupidos árboles hasta que saltó diciendo “¡Bingo!”.
Todos corrieron a ver qué era eso que le causaba tanta alegría. Nadie lo veía. Hasta que tiró de una rama y una escalerilla se desenroscó.
Todos se quedaron boquiabiertos.
-Bien, voy a explicarme, pero primero agradecería que subiese el agente Rigsby a ver qué encuentra allí arriba.
Alguno de los presentes comenzó a sudar de manera extraordinaria.
El minuto que le costo subir, dar un grito de sorpresa y bajar, fueron de la máxima tensión.
Bajó con un chico en brazos. El cual tenía numerosos moratones por todo el cuerpo, las manos y los pies atados, cortes por la cara y los brazos y una pierna que se balanceaba más de lo normal (probablemente, un hueso roto).
Varios gritos salieron del público y Mae salió disparada hacia Rigsby y Jamie con sus padres en los talones.
Lo abrazaron, y el chico sonreía. La señora O'bonnek lloraba, ahora de felicidad. Empezó a poner muecas de dolor, puesto que su familia le apretaba demasiado y no estaba en muy buenas condiciones, que digamos.
Llamaron a una ambulancia, la cual llegaría en unos minutos.
-Ahora voy a explicar el por qué de todo esto.-comenzó Jane.- Primero, Oliver y Jamie tuvieron una discusión por algunos asuntos privados.-le guiñó un ojo a Mae disimuladamente.- George y Trevor se pelearon en el colegio. La señora Perkins odiaba a la pandilla por ser unos “vándalos”, como ella los denominó. Por otro lado, James O'bonnek “partió el corazón” de Katherine Parker, y con él el de su pobre madre y... el de Sebastian Humpton.-dijo mirando al susodicho joven.- También teníamos a Aeryn O'bonnek, la cual se había escapado de casa la mañana del día siguiente al que desapareció su hermano.
Hizo una pausa y miró a todos los presentes, la mayoría temblando de nerviosismo.
-Por lo que tenemos varios sospechosos. Voy a ir eliminándolos. Trevor, imposible puesto que Oliver Parker informó de que estaba en esos momentos de viaje con su padre. Aeryn O'bonnek, imposible también, puesto que es sincera y estaba muy afectada por la desaparición de su hermano.
Bien, eso nos deja con la señora Perkins, con Katherine Parker, la señora Parker, Oliver Parker y Sebastian Humpton.-recitó.-La señora Perkins, es poco probable que matase a George y después torturase a Jamie en una casa del árbol, por su condición física.-a eso, Verónica puso mala cara.- Katherine Parker parecía demasiado afectada como para matar a nadie. La señora Parker, tendría muchas ganas, pero no lo hizo, porque tiene dos hijos a los que alimentar, y en realidad, los problemas sentimentales de su hija le importan bien poco.-hizo otra pausa para que todos asimilasen lo que había dicho y continuó.-Por lo que nos quedan Oliver Parker y Sebastian Humpton. Oliver sería del todo incapaz también, tal y como nos demostró a los agentes en la sede del CBI, puesto que no se llevaba mal con George... y porque ama con locura a Aeryn O'bonnek.-Aeryn se ruborizó y Oliver le sonrió.- Y Sebastian Humpton... escribió el mensaje a George y Jamie, sin poner que él lo había hecho, pero estaba claro, puesto que solamente aparecía él, los dos desaparecidos y Trevor como convocados. Asesinó a George porque no podía dejar testigos del secuestro, no le quedaba otra. Además de que él está enamorado de la señorita Katherine Parker y odia a Jamie por romper el corazón de su amada, por ello la visitó y regañó porque “Sabes que no debiste venir aquel día a la cabaña del árbol”.-recitó lo que había oído a medias en casa de los Parker, a través de la pared, y por lo que había adivinado dónde estaba el joven O'bonnek.
En ese momento, el acusado saltó y gritó, intentó escapar, pero Cho lo agarró del brazo.
Él se soltó, aunque sabía que no podría escapar y se abalanzó encima de Aeryn y Jamie, creyéndoles culpables. Pero apareció Oliver por delante, el cual propinó un tremendo puñetazo en la mandíbula que mandó al suelo al asesino.
Los agentes lo agarraron y esposaron. La ambulancia llegó y subieron a Jamie y a su familia con él. Oliver rogó que le llevaran también, y le dejaron. Los agentes y Jane se dirigieron al coche, no sin antes observar como se besaban los dos jóvenes, con sus corazones saltando de alegría.
FIN
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¡A ver si gusta!
Criticómana iba a darme su opinión, pero al final no puede y os lo dejo, a ver que os parece.
¡Au revoir!
Pues me he quedado enganchadísima, me ha encantado!
ResponderEliminarUn saludo
¡¡Genial!!
ResponderEliminarGracias!! Lo curré bastante, =)
un beso
Cali